Si la vida es un don del cielo,
También la muerte es otro don del cielo.
He aquí una de las leyes universales;
La negación de la negación:
La vida y la muerte.
Antes un misterio,
hoy algo común de todos los días.
77 años no son en vano,
viviste mucho tiempo,
sembrando sueños y cosechando realidades,
dando amor a tu manera y cultivando
hojas secas
de desesperanza
para llevarlas al horno candente del olvido.
Años de amor y trabajo por la patria querida.
Años de amor y dulzura por los hijos
E hijas que llevan tu sangre,
Años de luz y oscuridad
En los caminos difíciles de la vida.
Años de lágrimas dulces y amargas
Por los hijos e hijas que vienen y se van.
Años de esperanza por los nietos
Y bisnietos que tus ojos vieron,
Días de alegría que moraran
En el recuerdo por siempre.
El día de tu nacimiento ha de haber nacido
El toro más bravo del mundo,
El que no se cansa ni se enferma,
El que es fuerte eternamente.
El que es capaz de vencer
A la misma muerte,
Siendo inmortal
Viviendo en el recuerdo de los seres amados.
77 años son muchos,
Siendo parte de los cambios del tiempo.
Viviendo con proeza y valentía los tiempos
Diversos que matan ensueños.
Dejando huellas en el eterno camino...
Ese eres tú; querido abuelo.
El de la sien lampiña y los dientes dejados en el olvido.
El de la vista firme que endulza corazones.
El que tiene hoy las manos frías
Que antes trabajaban sin cesar.
El que hoy yace en la eternidad
Del color de huellas que dejaste,
El que en flor pudo ver la expansión de su linaje.
Ese eres tú; querido abuelo.
El que con el alma entera amó
La vida hasta el ultimo momento,
En que la despedida sólo fue
Un adiós a este momento.
Y un adiós a las huellas
Que serán mármol en el recuerdo.
(PARA A.S.B. Mi mas anhelado tesoro patrialcal).
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